La piel es un órgano vivo y como tal, va evolucionando a lo largo de nuestra vida. Entender que este proceso es natural nos ayudará a vivirlo de forma serena y a no obsesionarnos. Detener el paso del tiempo es literalmente imposible. Y en el fondo, nada deseable. ¡Uff, deja, deja!
Con lo bien que se vive desde la posición que te da la madurez. Para muchas mujeres, sin embargo, “piel madura” es sinónimo de “despojo”. Como si la belleza nos abandonara al cumplir cierta edad. Te invito a dejar el catastrofismo de lado y a leer este post con tranquilidad. Concédeme los 5 minutos para convencerte de que, en cuestión de piel, hay vida muchísimo más allá de los 40.
Cuando estamos en la plenitud de los 20, de nuestra piel, solo nos preocupan los granos. En ese momento, no somos conscientes de lo bien que funciona y nos protege nuestro órgano más extenso. Lo damos por hecho y, peor aún, creemos que va a ser eterno. Por eso no le dedicamos grandes cuidados.
¡Error! Pues el tratamiento preventivo es lo que mejor garantiza que nuestro envejecimiento futuro sea lo más tardío posible y que podamos llevarlo bien. Y esto lo logramos mediante el cuidado personal, puesto que quien se cuida, se quiere y se ve con buenos ojos.
Durante la eclosión juvenil, cuando nos hallamos en plena efervescencia vital, nuestros fibroblastos están igual de eufóricos que nosotras, dándolo todo cuan adolescentes en una rave. A tope de colágeno y elastina y con la tasa de renovación celular por las nubes. Sin embargo, y por paradójico que parezca, en esa etapa de la vida en la que nuestra piel es más joven y funcional, solemos desmerecerla por complejo. Si es que el mundo está del revés.
¿En qué momento empezó a cambiar tu piel?
Puede que ni lo recuerdes. El proceso es lento y muy difícil de apreciar en una misma. La imagen que nos devuelve el espejo, nos resulta tan familiar, que los pequeños cambios pasan desapercibidos hasta que un “fatídico” día, de pronto, tomas conciencia de que algo ha cambiado. Pero ¿¡qué ocurre realmente a partir de los 30 años!?
Bueno, quien dice 30, dice 35 o 40. La cifra es meramente orientativa y varía mucho de una persona a otra. En cualquier caso, fisiológicamente, hay un momento en el que se producen una serie de cambios que hacen que la piel sea menos eficaz en sus funciones.
Por una parte, se produce un descenso notorio en la producción de colágeno y elastina. Hay que aclarar que, sin estas dos proteínas que pueblan nuestra dermis, esta va afinándose y perdiendo consistencia. Al hacerlo deja de dar sustento a los depósitos grasos que voluminizan nuestro rostro. Estos tienden a caer, haciendo que nuestro semblante sea cada vez más lánguido y terminen marcándose los surcos, especialmente los nasogenianos y las líneas marioneta.
Al mismo tiempo, la falta de colágeno reduce la respuesta ante los plegamientos cutáneos. Por eso, las arrugas de expresión son cada vez más evidentes. La piel no tiene la elasticidad que necesita para volver a la posición neutra cuando la persona deja de gesticular.
En paralelo, se produce una disminución en la tasa de renovación celular. Esto significa que el ciclo de vida de las células que, durante la juventud, es de unos 28 días aproximadamente, se dilata. Por ese motivo, las pieles maduras presentan más imperfecciones e hiperpigmentaciones. Bueno, por eso y por la ineficiencia en la dispersión del pigmento cutáneo por parte de los melanocitos.
Y para cerrar con el broche de oro, resulta que además de más lentas, las células cutáneas se vuelven más torpes. Cada vez tienen más problemas para retener el agua con la consecuente deshidratación de la piel. Éste es el motivo por el que la mayor parte de las mujeres, a partir de una determinada edad, sienten su piel más seca. Este fenómeno se da en todos los tipos de pieles. Incluso en aquellas que, durante la juventud, fueron grasas.
Pero no todo son procesos endógenos inherentes a la edad. Existe un importante componente externo (es lo que se suele llamar envejecimiento extrínseco). Los factores ambientales, la exposición al sol, la contaminación, la falta de sueño, el estrés, etc. precipitan este envejecimiento cutáneo. Y digo que lo precipitan, porque literalmente lo adelantan. El foto-daño es quizá la consecuencia más palpable del efecto del exposoma sobre la piel.
Si llegados a este punto, sigues atenta a mis palabras, es porque te estás sintiendo identificada con ellas y te estarás preguntando si todo esto tiene solución. Solución no sé si es la palabra. Más bien diría que tiene tratamiento. Porque como ya he dicho, la madurez no es algo contra lo que haya que luchar, sino algo con lo que una debe aprender convivir lo mejor posible.
Para tu tranquilidad debes saber que, en Clínica Eguren, podemos ayudarte a encontrar el tratamiento para la piel madura que mejor se adapte a tus necesidades. Siempre desde nuestra filosofía del “better aging” de la que ya te hablamos en otro post.
¿Existe algún tratamiento efectivo para la piel madura?
Hablemos primero del exposoma. Como ya te he dicho, los factores exógenos tienen un peso importante en el proceso de envejecimiento cutáneo. Lo bueno es que gran parte de estos factores están, en mayor o menor medida, en nuestras manos. Gestos como la fotoprotección deben incorporarse de forma innegociable. Toda mejora en tu estilo de vida tendrá un efecto positivo sobre tu piel al reducir el daño por estrés oxidativo. Esto incluye cuidar la alimentación, evitar el tabaco, practicar deporte, reducir al máximo el estrés, cuidar la calidad de tu sueño, estar permanentemente hidratada, etc.
Pero más allá de estas recomendaciones básicas, ¿¡Qué puedes hacer!? El primer paso sería diseñar junto a tu dermatólogo una rutina cosmética adecuada a las necesidades de tu piel. La rutina cosmética tiene un gran impacto en el estado de la piel, ya que es aquello que repetimos a diario.
Es fundamental incorporar, si no los usas ya, una buena vitamina C y un buen retinol. El objetivo es combatir los radicales libres y promover la activación de la función celular, respectivamente. Es decir, educar a tu piel para que salga de ese “lazy mood” y se ponga manos a la obra. Mediante estas herramientas podremos inducir la producción de nuevo colágeno y aumentar la tasa de renovación celular. La exfoliación química diaria que produce el retinol, mitiga las manchas y las pequeñas arrugas, al mismo tiempo que logra afinar la capa córnea, mejorando así la textura de la piel.
A continuación, te cuento cuáles son los procedimientos que mejor le van a sentar a tu piel madura.
Procedimientos para la piel madura en Eguren, clínica dermatológica Madrid
- Inductores de colágeno: Se trata del grupo de procedimientos que tienen en común su capacidad para estimular la producción de esta proteína tan necesaria en el proceso de rejuvenecimiento facial. Como suelen decir, “todos los caminos llevan a Roma”. Y es que la inducción de colágeno se puede lograr por distintos medios. Por este motivo metemos en el mismo saco, los peelings medios y profundos, el resurfacing con láser CO2 fraccionado ablativo y los “fillers” o rellenos dérmicos a base de hidroxiapatita cálcica.
- Despigmentantes: Se trata del grupo de procedimientos que buscan reducir la hiperpigmentación cutánea en forma de manchas y homogeneizar la dispersión de la melanina para que esta sea liberada de forma uniforme, evitando así la aparición de manchas. La despigmentación se puede lograr mediante la aplicación tópica de sustancias químicas y el uso de determinados dispositivos de luz. El manejo de las manchas cutáneas es complejo y en la mayor parte de los casos, exige la combinación de distintos tratamientos, entre los que están los fármacos.
- Neuromoduladores: El uso de la toxina botulínica tiene un efecto preventivo sobre la formación de las arrugas. Por su mecanismo de acción basado en la interrupción de la señal nerviosa que manda contraerse al músculo, evita el plegamiento reiterado de la piel. Lo ideal es empezar a inyectar esta neurotoxina antes de que las arrugas dinámicas se hayan marcado, pero si no lo has hecho aún, no te preocupes porque nunca es tarde si la dicha es buena. Siempre te podrás beneficiar de los efectos de la toxina botulínica y reducir las arrugas de expresión de frente, entrecejo y patas de gallo.
- Suplementación: Mediante la pauta profesional de suplementación podemos coadyuvar por ejemplo, a los inductores de colágeno procedimentales. El buen mantenimiento de la microbiota cutánea y el uso de nutricosmética es una alternativa novedosa y muy prometedora. En Clínica Eguren contamos con una experta en el tema que puede asesorarte para establecer un tratamiento 360º para el rejuvenecimiento de tu piel.
Tratamientos para piel madura en Eguren, clínica dermatológica Madrid
Llegados a este punto, te recomiendo que dejes de sentirte mal con los cambios que implica tener una piel madura. Elimina de una vez por todas esa connotación negativa asociada a la edad y ponte manos a la obra para mejorar la calidad y el aspecto de tu piel.
En Eguren, clínica dermatológica en Madrid, estamos a tu entera disposición y contamos con la experiencia y los medios para ayudarte en este proceso. Sabemos que es una etapa de muchos cambios, sobre todo si estás viviendo la menopausia. Las preguntas e incógnitas te asaltan y es posible que no sepas por dónde empezar.
Por eso, te ofrecemos nuestra escucha y acompañamiento para que, juntas, escribamos una historia en la que, tu piel y tú, seáis las protagonistas. Vas a ver como al final le pillas el gusto a esto de la belleza madura.