«El acné y la rosácea como nunca antes te lo habían explicado» de la Dra. Cristina Eguren

Estoy totalmente de acuerdo con lo que has dicho”. Esta fue la primera vez que hablé con Cristina Eguren, en el congreso del GEDET, celebrado en León en noviembre del 2019. Justo acababa de dar una ponencia sobre demodecidosis, acné y rosácea en la que abordaba la enfermedad desde el novedoso camino abierto por el Dr. Zein Obagi, prestigioso dermatólogo americano. Unos años antes había estado en su clínica de Beverlly Hills y sus teorías me impactaron hasta tal punto que cambiaron sustancialmente mi manera de entender la piel de la cara y sus problemas. “Yo también estuve allí”, me dijo Cristina, y desde entonces comenzó entre nosotros una intensa amistad profesional, tejida por estas enseñanzas y otras nuevas que fuimos compartiendo. Enseguida me di cuenta de que Cristina, Dra. Eguren, era alguien especial. Una profesional impecable, una valiente empresaria, una excelente divulgadora y una magnífica persona. Su trabajo diario ha cambiado la forma en la que miles de pacientes se enfrentan a un problema tan común y tan complejo como el acné-rosácea y está cambiando la forma en la que muchos profesionales percibimos la enfermedad.

El acné-rosácea es una enfermedad que puede afectar y condicionar enormemente la autonomía de quien la padece. Sin embargo, es frecuente que un porcentaje alto de pacientes no haya encontrado en la dermatología una solución satisfactoria a su problema. Muchas se han cansado de recibir innumerables tratamientos tópicos, que bien no son eficaces o lo son durante periodos limitados de tiempo, lo que conduce a un estado
de frustración en el cual la sintomatología no se soluciona, o lo que puede ser peor, se
soluciona temporalmente para volver a aparecer.

Afortunadamente, a día de hoy están cambiando muchos de los conceptos tradicionales de esta enfermedad. En primer lugar, se considera una enfermedad en la que son necesarias estrategias terapéuticas que puedan ser sostenidas en el tiempo, evitando tratamientos intermitentes que conducen a periodos de brote-curación-brote-curación. En segundo lugar, cada vez son más los tratamientos centrados en la función de la glándula sebácea y en su activación por parte de las hormonas. Esto permite controlar no solo las fases avanzadas de la enfermedad, sino también las precoces, leves, pero molestas. En tercer lugar, es el paciente el que determina el impacto que la enfermedad tiene en su vida y el dermatólogo simplemente se pone a su servicio para ofrecerle las soluciones que la ciencia y su experiencia aconsejan. Finalmente, cada vez es más frecuente un enfoque integral en el que no solamente se tienen en cuenta aspectos farmacológicos, sino también aspectos relacionados con los hábitos de vida, nutrición, actividad física y bienestar emocional.

En los próximos años veremos cada vez soluciones más precoces, globales y eficaces. Nos centraremos más en la prevención temprana que en el tratamiento de la sintomatología severa, y ayudaremos al paciente a empoderarse en el conocimiento de su enfermedad y en todo lo que puede hacer para mejorar según sus propios objetivos. Y la Dra. Eguren está siendo una de las grandes protagonistas de este cambio.

Por este motivo es para mí un inmenso honor profesional prologar este libro que espero que disfrutes y valores como lo que es: una obra de divulgación pionera construida desde la experiencia de quien a diario trata con este problema: el acné-rosácea.