Durante el embarazo, todo nuestro cuerpo está sujeto a múltiples cambios tanto morfológicos, como metabólicos y hormonales. Son estas últimas, las hormonas, las máximas responsables de que tu piel y más concretamente, tu acné, evolucione a veces para bien y otras veces para mal. No existe una regla que podamos aplicar a todas las mujeres, porque la influencia hormonal es un universo complejo y en cierta medida, aleatorio.
Si nos centramos en el acné durante el embarazo, nos encontramos con una casuística de lo más variopinta: Hay mujeres cuyo acné se pone en pause durante la gestación. Se abre un paréntesis en sus desajustes hormonales y como si de un milagro se tratara, mejoran de forma repentina.
Sobre todo, ocurre a partir del segundo trimestre de gestación, que es cuando más aumentan los niveles de estrógenos (hormonas femeninas). Al dejar de tener protagonismo los andrógenos (hormonas masculinas) los cuadros de acné suelen mejorar.
Eso sí, pueden reaparecer a los pocos meses de dar a luz.
Por el contrario, también nos encontramos con casos de persistencia o incluso de empeoramiento del acné. Es cierto que son menos frecuentes, pero haberlos haylos, y suponen un verdadero quebradero de cabeza para las futuras mamás que ven reducido su arsenal de herramientas terapéuticas por el hecho de estar embarazadas.
La incidencia hormonal y su impacto en nuestro acné en el embarazo
Si eres asidua a este blog, sabrás de sobra la importancia que tienen las hormonas en la calidad y la salud de nuestra piel. Son pequeñitas, sí, pero matonas. Y si por algún motivo su equilibro natural se ve alterado, la piel rápidamente da muestras de ello. Esto ocurre porque la piel es muy reactiva y porque obviamente es la parte más visible de nuestro cuerpo, donde cualquier cambio interno puede hacerse evidente.
Pero vayamos al meollo de la cuestión. Al quedarte embarazada, las hormonas deciden irse de verbena y montar una buena fiesta a tu costa. Si tienes antecedentes de acné en la adolescencia (cosa bastante común) y, sobre todo, acné de la mujer adulta previo al embarazo, tienes más papeletas compradas para ver empeorar tus lesiones inflamatorias durante el embarazo.
¡Ojo!, estamos hablando de factor de riesgo, lo cual es un concepto bastante ambiguo que solo debe servir como orientación.
El acné en el marco del embarazo, suele presentar pequeños granitos rojos localizados fundamentalmente en el tercio inferior de la cara. Sin embargo, son menos comunes las lesiones tipo comedón (los populares puntos negros). Es decir, presenta una clínica eminentemente inflamatoria.
Hay mil y una leyendas urbanas sobre el embarazo. Una de las más manidas es la que dice que las embarazadas que esperan varón, lucen una piel más bonita porque se disparan sus niveles de hormonas masculinas, (seguro que has oído más de una vez aquello de “¡tienes el guapo subido, niño seguro!”). Te pedimos que no hagas caso a esas cosas por mucho que te las diga tu querida madre o tu mejor amiga.
La evidencia científica descarta por completo que los niveles de hormonas masculinas de la madre se modifiquen en función del sexo del feto.
Tratamiento del acné durante el embarazo
Muchas mujeres creen que, como gestantes, deben renunciar a tratar su acné. Están convencidas que ese es un acto de amor hacia su bebé, que así le protegen y le evitan riesgos. En este punto, conviene hacer una aclaración muy importante:
El acné durante el embarazo, puede y debe seguir tratándose.
No solo porque el acné tiene un gran impacto en nuestro estado de ánimo y nuestra autoestima, sino porque el cuadro puede empeorar siendo después más complejo su tratamiento y puede causar cicatrices difíciles de mitigar. Es cierto que, durante el embarazo, tenemos que eliminar de nuestro arsenal de herramientas terapéuticas algunas que pueden entrañar riesgo para el feto. Sin embargo, disponemos de otras muchas, quizá menos conocidas, pero igualmente eficaces.
En medicina existe un principio básico que aplicamos en casi todos los casos, pero especialmente durante el embarazo. Se trata del balance beneficio-riesgo. Esto se traduce de forma sencilla. Ante un problema dermatológico x, el médico analiza la situación y valora si el beneficio es mayor o menor que el riesgo. Si el riesgo está por encima de la mejoría que podemos obtener al aplicar un determinado tratamiento, optamos por no aplicarlo. No hay que olvidar que lo prioritario es la seguridad del feto. Este principio es el que determina qué cosméticos, fármacos y procedimientos consideramos no aptos durante la gestación cuando no hay evidencia científica de su peligrosidad.
Conoce las restricciones de tratamiento del acné mientras dura el embarazo
- A nivel tópico, renunciamos al uso de los retinoides. Estos son derivados de la Vitamina A que, en su forma oral, está comprobado producen malformaciones en el feto.
Aunque en el caso de los retinoides tópicos no existe evidencia científica de tal cosa, está restringido su uso por precaución.
Existe una mínima posibilidad de que el producto pase al torrente sanguíneo de la madre y pueda acabar llegando al feto. Ante la duda, no se usa. Sin embargo, esto no implica que haya que hacer un “periodo de lavado”. Será suficiente con suspender el tratamiento al tener el test positivo.
- A nivel oral, está totalmente contraindicada la isotretinoína por su efecto teratogénico (puede producir malformaciones graves en el feto). El embarazo debe estar programado para poder suspender el tratamiento con antelación, entre uno y dos meses antes de la fecundación.
- También a nivel oral, están vetados los anticonceptivos, la espirolactona y la bicalutamida.
- Dentro del grupo de los antibióticos, debemos elegir el tipo de antibiótico adecuado. Habrá algunos que debamos suspender al tener el test positivo y otros que podamos tomar estando embarazada como por ejemplo las tetraciclinas.
- Dentro del grupo de las terapias lumínicas, en general se evitan todas por una cuestión de prudencia máxima.
No está probado que afecten al feto, pero al no tener evidencia científica que descarte todos los riesgos, se opta por no emplearlas durante la gestación.
- A nivel de procedimientos, los peelings químicos, se evitan por el mismo motivo.
Herramientas libres de riesgo contra el acné de la gestante
- A nivel cosmético, son aptos los AHA’s, el salicílico, el zinc, el azelaico, la niacinamida y el peróxido de benzoilo.
- A nivel oral, podemos emplear la metformina en mujeres con diabetes o resistencia a la insulina, por su función reguladora del metabolismo, no tanto en su aplicación como reguladora del acné.
- Dentro del grupo de los antibióticos, la eritromicina y azitromicina han sido empleados durante el embarazo, pero en todo caso siempre hay que valorar el balance beneficio-riesgo y evitar tomarlo durante el primer trimestre, que es el periodo de formación del embrión y, por tanto, más sensible y cuando más precaución debemos tener.
- En cuanto a los procedimientos, contamos con el tratamiento de cabina Hydrafacial que no solo no entrañan ningún riesgo, sino que nos ayudan a limpiar en profundidad la piel favoreciendo el tratamiento del posible cuadro de acné.
Ponte en las mejores manos
Como ya hemos dicho, el cuerpo de una gestante tiene como máxima prioridad el desarrollo del feto, todos los procesos que se desencadenan están al servicio de esa misión. Y nosotras somos víctimas colaterales de esa explosión química. Por mucho cariño que le tengas al futuro bebé, seamos claras, actuará como un pequeño vampirillo, tomando todo cuanto necesite, aunque a ti te deje sin nada. Tu consuelo es pensar que nada de eso es permanente.
Desde Clínica Eguren queremos enviarte un mensaje de tranquilidad. Tu acné puede tratarse durante la gestación. Solo es cuestión de conocer bien las restricciones y herramientas disponibles para combinarlas de la forma más efectiva.
En estos casos, se hace aún más necesario el correcto diagnóstico y manejo de la patología para no dar palos de ciego. En Clínica Eguren queremos ayudarte durante un proceso que ya de por sí implica mucha inestabilidad emocional y para evitar las temidas cicatrices y marcas.
Nuestro objetivo es claro, acompañarte en este viaje tan bonito que es la maternidad, cuidando de tu piel para que además de madre, puedas seguir sintiéndote la mujer poderosa que eres.