la grasa, gran enemiga de la piel acneica

La grasa, la gran enemiga de la piel acneica

La grasa es ese colaborador necesario con el que toda piel que desarrolla acné, cuenta. No es el único factor que interviene, claro está, pero sí uno de los más importantes. Grasa” y “acné” son, por lo tanto, dos términos completamente indisociables. Regular la producción excesiva de sebo es imprescindible para controlar todos los mecanismos que se desencadenan a nivel interno y que dan como resultado final las lesiones que tanto te irritan y molestan.

Aunque siempre hacemos distinción entre acné vulgar y acné de la mujer adulta, en cuanto al factor “grasa” no hay diferencia alguna. Esta es la gran enemiga de la piel acneica sea cual sea su edad. Por todo ello, este artículo es para ti, tanto si eres adolescente y padeces acné fisiológico como si eres adulta y tu problema es de tipo patológico.

Fisiopatología del acné

La producción de grasa es un mecanismo natural que tiene lugar a nivel dérmico. Las glándulas sebáceas están programadas para secretar el sebo necesario para impermeabilizar y aportar la hidratación y el pH ácido que tu piel necesita. Unos niveles normales de grasa también ayudan a prevenir el foto-envejecimiento por medio de los antioxidantes que la componen. Nos permite regular la temperatura corporal y tiene acción antimicrobiana.

Vamos, que la grasa es útil y necesaria, pero siempre en su justa medida.

El problema viene cuando se disparan los niveles de producción por la influencia de los andrógenos. Recuerda que todos los tipos de acné y cuando decimos todos, es todos; tienen una base hormonal (si quieres saber más sobre este tema, lee el artículo que dedicamos al hiperandrogenismo el mes pasado).

Cuando las glándulas sebáceas aumentan su tamaño y ponen la fábrica a trabajar como si se hubieran vuelto locas, se produce un excedente de sebo al que hay que dar salida. Al no existir otro canal de evacuación que el conducto piloso, la grasa es drenada a través de él hasta llegar al poro. Como la cantidad de grasa es mucho mayor de la normal, el poro tiende a dilatarse y por este motivo las pieles acneicas presentan poros más visibles, así como daño textural y alteración de la función barrera.

daño textural por por exceso de grasa en la piel
Ejemplo de daño textural por seborrea. Se aprecia un aumento del tamaño del poro, la glándula sebácea y la vascularización. La paciente también presenta inflamación crónica e inactivación de la función celular con disminución de fibras de colágeno y elastina que da como resultado una mayor flacidez e intensificación tanto del surco nasogeniano como de la ojera.

En este sentido, merece la pena aclarar que la llamada “Zona T” que comprende el área de la frente, la nariz y el mentón; no es más grasa por casualidad. Lo es por una cuestión fisiológica.

En esa zona, contamos con muchas más glándulas sebáceas y de mayor tamaño que en el resto del rostro, de ahí el concepto confuso de la “piel mixta”.

Las lesiones acneicas derivadas del exceso de grasa

El exceso de sebo no solo dilata el poro y lo hace más visible, sino que puede llegar a taponarlo por acumulación de queratina (hiperqueratosis). De hecho, ese es el principio de todas las lesiones acneicas. Primero viene el comedón (espinilla para los amigos). Los comedones pueden ser cerrados y presentar un color blanco o ser abiertos, en cuyo caso al estar la lesión expuesta al aire, se oscurecen por medio de la oxidación dando como resultado su característico color negro.

Con el acné un poco más avanzado aparecen las lesiones inflamatorias en las que tiene mucha incidencia una bacteria “malintencionada” llamada Propionibacterium Acnes. Este bichito tiene por costumbre colonizar el folículo piloso lleno a más no poder de grasa y que le ofrece un ambiente perfecto para su proliferación.

Las lesiones inflamatorias, como su nombre indica, son abultadas y presentan un aspecto rojizo. Son básicamente cuatro: las pápulas, las pústulas (las que están llenas de pus), nódulos (mucho más profundos y dolorosos) y los quistes que se llevan la palma por ser los que más marcas y cicatrices nos dejan.

lesiones por exceso de grasa en el rostro

Fíjate cuánto daño puede hacer el exceso de grasa en tu piel. Dicho así todo de carrerilla parece casi necesario poner remedio al tema y conocer las herramientas de las que disponemos para controlar la producción de nuestras glándulas sebáceas y reparar todo el daño causado.

Herramientas terapéuticas de las que disponemos

No existen soluciones sencillas para problemas complejos y quien te diga lo contrario, miente.

El acné es sin duda una patología complicada y requiere de un abordaje mixto. Si solo tratamos la lesión, estaremos disimulando el problema, pero no erradicándolo. Dicho de otra manera, el acné volverá y la explicación es muy sencilla: los andrógenos que están actuando de fondo y el no control de la producción de grasa, harán que todo el proceso vuelva a empezar antes o después. Por lo tanto, debemos tratar de forma simultánea la lesión y las causas subyacentes.

contacto clínica Eguren

Como el tema es muy extenso, vamos a centrarnos en esta ocasión en los tratamientos para el control de la grasa. Te los ordenamos de menos a más o mejor dicho de fuera hacia dentro:

  1. La limpieza mañana y noche: La limpieza es una de tus mejores aliadas. Parece un tip sencillo y a decir verdad, lo es, pero no por ello menos efectivo. Si limpias correctamente tu piel y lo haces escogiendo los productos idóneos, lograrás descongestionar esos poros que están obstruidos y evitarás la formación de nuevas lesiones inflamatorias. Nuestra recomendación es la limpieza con un producto jabonoso que emulsiones en tus manos antes de aplicar sobre la piel del rostro para evitar más fricción de la necesaria.
  2. Los retinoides y más concretamente el retinol: ¿Para qué no sirve el retinol? La verdad es que no se le puede pedir más a este activo cosmético. Como buen regenerador celular que es, te ayudará a restaurar la función barrera alterada por tu cuadro de acné, a exfoliar las capas más superficiales de tu piel de forma progresiva, actuará sobre las lesiones y reprogramará a tus células para cumplir con sus funciones biológicas de forma autónoma.

    Destacamos del retinol dentro del grupo de los retinoides porque claramente es el que tiene un mejor balance irritación-transformación.

  3. La niacinamida: También conocida como Vitamina B3. Se trata de un compuesto con función seborreguladora altamente estable y de bajo peso molecular, lo cual se traduce en una mayor penetrabilidad. Su tolerancia es muy buena y puede ser apta para prácticamente todas las pieles. Además, nos permite mitigar las marcas de acné cuando estas presentan un aspecto rojizo por su acción despigmentante.
  4. Los AHAs: Diminutivo cariñoso de Alfa Hidroxiácidos. Estos conforman una familia de ácidos de procedencia vegetal de lo más efectivos en cuanto a la exfoliación de la piel se refiere.

    Fomentar la renovación celular es imprescindible para eliminar piel muerta, desobstruir los poros taponados por exceso de sebo y tratar las lesiones acneicas.

  5. El ácido salicílico: Que pertenece al grupo de los BHAs (Beta Hidroxiácidos, primos segundos de los anteriores) soluble en aceite y por lo tanto muy indicado para pieles grasas. El salicílico exfolia, sí, pero también limpia el poro en profundidad y regula la producción de grasa y muy importante, tiene propiedades antimicrobianas y antisépticas, ambas necesarias en la lucha contra el grano.
  6. IPL, Láser y Kleresca: Aunque las terapias con luz no pueden ser contempladas como único tratamiento para el control del acné, sí son muy efectivas como coadyuvantes. Contribuyen a mejorar tanto las lesiones activas como el tamaño del poro, la calidad de la piel y secundariamente inciden positivamente sobre la producción de grasa.
  7. Isotretinoína: Si antes hablábamos de los retinoides tópicos, ahora le toca el turno a la vitamina A oral. La isotretinoína es una de esas herramientas terapéuticas que siempre deben tenerse en cuenta en la lucha contra el acné. A dosis baja y con la indicación adecuada, es uno de los fármacos más efectivos que existen.

    Eso sí, no lo olvides, es un medicamento, no un producto cosmético y por lo tanto requiere de supervisión médica.

  8. Tratamientos antiandrógenos: En este grupo incluimos los tratamientos hormonales que son fundamentalmente los anticonceptivos orales y los no hormonales (espirolactona, metformina y bicalutamina). Todos ellos trabajan regulando la función de la glándula sebácea por medio del control de la producción de andrógenos. Si restauramos los niveles normales de hormonas masculinas, la glándula sebácea deja de estar hipertrofiada y por lo tanto deja de producir el exceso de grasa que desencadena todo el cuadro de acné. Como ocurre con la isotretinoina, se trata de fármacos y requieren de prescripción y seguimiento del dermatólogo

Te brindamos la mano desde Clínica Eguren

Hay viajes que una puede emprender sola y otros en los que es necesario tener un guía que te acompañe y oriente. Seguro que has sentido en más de una ocasión que la grasa es una compañera incómoda con la que vives en un bucle al más puro estilo “Día de la Marmota”. En el mercado existen cientos de productos que prometen acabar con tu problema y que, aunque durante un tiempo parezcan funcionar, terminan no siendo efectivos. Si no quieres seguir de romería por farmacias, stands de cosméticos y centros de estética, acude al dermatólogo.

Si buscas remedios rápidos o recurres a tratamientos puntuales, no obtendrás resultados duraderos. Hay que crear un buen hábito de higiene, conocer tu tipo de piel, aportarle lo que necesita y apostar por un abordaje mixto. Y todo ello hacerlo desde el rigor científico y la experiencia clínica. Esta no es una cuestión meramente estética, va mucho más allá. La grasa es la peor enemiga de la piel acneica, sí, pero también de la piel en general. Y ponerle remedio a tu exceso de sebo puede suponer la diferencia entre lucir una piel enferma o sana.


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