El sol es en sí mismo signo de vida, alegría, calorcito, vacaciones… Vivimos en un país soleado y con mucha costumbre de sol. Nos gusta salir de casa, tomar algo en una terraza, pasear, ir a la playa… Y también nos gusta vernos morenitos, más guapos y con un aspecto favorecedor e incluso saludable. Hasta que lo de saludable deja de serlo y lo de guapos también. Así que la pregunta está ahí ¿realmente merece la pena tomar el sol? Como Dra. Cristina Eguren, como dermatólogo en Madrid, os digo rápidamente que no, pero como amiga, quitándome ya la bata de médico, también os digo que no y os cuento por qué.
La semana pasada me llamaba una de mis mejores amigas con la que compartí piso durante mis años universitarios en Pamplona (qué buenos recuerdos, por cierto). De aquellos maravillosos años ha pasado más de una década, que es bastante tiempo, pero tampoco tanto. Mi amiga y yo nos poníamos al día de los últimos acontecimientos, los niños, el trabajo, esas cosas. Y entonces me comentó que recientemente le habían quitado un epitelioma basocelular, y ya es el tercero.
Para que nos situemos, el epitelioma basocelular es un tumor maligno de piel, el más frecuente de todos. Su grado de malignidad es relativamente bajo puesto que raramente metastatiza y su tratamiento es únicamente quirúrgico (hay que extirparlo y con eso basta). Aparece fundamentalmente a partir de los 50-60 años y su principal causa es la exposición al sol. En definitiva, es el cáncer de piel más frecuente que existe, se estima que el 40% de las personas de raza blanca tendrán al menos un basocelular a lo largo de su vida y su supervivencia es prácticamente del 100%. Entonces, ¿cuál es el problema? El problema radica en que con 36 años ya es el tercero que le quitan, la tercera cirugía de un tumor maligno de piel, la tercera cicatriz en el cuerpo y este último era en la frente, para más inri. El problema está en que siendo tan joven (36 años es muy joven y aún más para tener no uno sino tres basocelulares) lo esperable es que, aunque no tome nunca más el sol, le sigan apareciendo tumores similares.
Pero ¿cómo es eso posible? Si ya no toma más el sol ¿le seguirán apareciendo lesiones malignas? Pues sí, porque la piel tiene memoria y en este caso el daño ya está hecho. Lo cual no significa que no deba protegerse del sol puesto que, si no lo hiciera, si siguiera tomando el sol, el daño en la piel seguiría aumentando aún más con lo que el riesgo de aparición de lesiones malignas también lo haría.
Entonces nos acordamos de nuestros baños de sol universitarios. Ella reconoce “Cris, siempre me ha gustado tomar el sol, incluso mejor de 12 a 2 y sin protección, para ponerme aún más morena”. ¡Menuda inconsciencia la nuestra! Pero por aquel entonces yo no era más que una estudiante de medicina y desconocía lo que posteriormente iba a ver. “De haberlo sabido, Cris, de haberlo sabido…” Yo, en mi caso, aún no he tenido ningún basocelular pero sí tengo manchas que aparecen por viejas quemaduras y excesos de sol. Y digo lo mismo “de haberlo sabido…”
¿Realmente merece la pena tomar el sol? Para ponerse moreno y fastidiarse la piel no. De verdad que no. Otra cosa es disfrutar de nuestras costas, de las vacaciones, de hacer deporte al aire libre, de tomar algo en la terraza con los amigos o de dar un paseo en familia. Yo no digo que eso haya que evitarlo, sino todo lo contrario, hay que hacerlo, todo, pero protegiéndose del sol, utilizando crema protectora, gorra, gafas y prendas adecuadas.
Si has leído esto, si has llegado hasta aquí, ya no me sirve el “de haberlo sabido…” porque te lo estoy diciendo como dermatólogo en Madrid y como amiga. Si decides no hacer caso y seguir tomando el sol para ponerte moren@, tú verás, pero entonces no digas “de haberlo sabido…” sino “de haber hecho caso…”.
Y ya para terminar, hagas lo que hagas, una vez al año revísate los lunares y demás manchas para que si algo ocurre lo cojamos cuanto antes. En eso mi amiga hizo lo correcto. Para ello, en Clínica Eguren, tu dermatólogo en Madrid, podemos ayudarte, así que, ¡ven y consúltanos!